En fin, ella es la dueña
de las ruinas.
Los tristes animales
que apenas vemos, grillos
de ojos tediosos, y pacientes
escarabajos de coraza heráldica.
pueblan al sol la hierba
piadosa y firme, pero temen
su lívida mirada.
Pues ella
viene como quien huye, y todo
cuanto sus ojos miran
es solo un sueño.
Ella
duerme, y no espera
otro prodigio que el silencio
No tiene
otra promesa que su sueño.
martes, 20 de enero de 2009
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